Artista: Michael Garzón.
Una de las cualidades más humanas que poseemos es el deseo de dejar huella, de marcar con imágenes, palabras o nuestras acciones paso por este mundo. Pero no solo los humanos dejamos evidencia de nuestra existencia. También aquellos que no tienen voz, los que no poseen un hogar, ni saben cómo expresar sus dolores, alegrías o necesidades, también dejan marcas imborrables. Lo hacen a su manera, con un ladrido, un maullido o simplemente rebuscando entre la basura algo que llevarse al estómago.
Hace unos meses, en el marco del proyecto de Barrios Vivos , se dejó una obra como testimonio. Una obra de arte que rinde homenaje a esos pequeños seres invisibles para muchos, pero tan llenos de amor: los animales callejeros. Allí, entre colores y formas, quedó plasmado su paso por nuestras calles, su presencia en nuestras vidas, su capacidad de amar sin pedir nada a cambio.
Uno de esos seres fue Manchas , un perrito fiel y amoroso que caminó junto a nosotros, acompañándonos sin que se lo pidiéramos. Su presencia era constante, serena, casi mágica. Buscaba su pan diario en las panaderías del barrio, y con solo una caricia agradecía la generosidad de quienes le ofrecían un pedazo de comida y un momento de afecto.
El pasado 16 de abril, Manchas perdió la vida. Su partida nos deja un vacío, pero también un recuerdo imborrable Tenía una comunidad que lo reconocía y lo quería. Hoy, su historia nos interpela.
Porque Manchas no es el único las calles del barrio Egipto y en tantas otras deambulan decenas de animales que, como él, solo piden una oportunidad, un gesto, un plato de comida, un lugar donde dormir. Viven expuestos al clima, al hambre, a la indiferencia. No pueden pedir ayuda, pero necesitamos de nosotros.
Este texto es una invitación, un llamado a abrir los ojos y el corazón. A tierna una mano, a ofrecer alimento, abrigo o simplemente respeto. Cada uno de estos pequeños ángeles callejeros tiene una historia, un alma, una lealtad pura que muchos humanos hemos olvidado.
Manchas , gracias por tu compañía silenciosa y tu amor incondicional. Tu paso por esta tierra no fue en vano. Hoy, más que nunca, queda la evidencia de tu existencia y el compromiso de no olvidar a quienes, como tú, solo querían ser amados.
Gracias a Milena y su familia una vecina del barrio que cuido de ti en los momentos mas difíciles.