En el latido de las calles, en la piel rugosa de los muros, el graffiti se ha convertido en mucho más que un trazo clandestino: es resistencia, es grito colectivo, es arte que se escapa de los salones y se instala en el corazón de la ciudad. Allí donde antes sólo hablaban los afiches o el cemento gris, ahora florecen mensajes, rostros, colores, territorios. El arte ya no es exclusivo de élites ni un lujo reservado a galerías: es un derecho, una voz, una forma de existencia.
Bogotá, con su caos y su belleza, ha sido testigo de esta transformación. Desde las esquinas de los barrios populares, jóvenes artistas —muchos de ellos autodidactas— han aprendido a domar el aerosol, a jugar con las boquillas, a mezclar vinilos y texturas, a perfeccionar su Can Control hasta convertirlo en un lenguaje propio. En estas calles se han formado no sólo estilos, sino escuelas enteras del alma urbana: wildstyle, throw ups, Caracteres, Letterings cargadas de historia y mensaje.
Pero no siempre fue así. Durante años, quienes pintaban los muros fueron perseguidos, criminalizados, marginados. El arte era visto como vandalismo, y la ciudad como un lienzo prohibido. Todo cambió en el 2011, cuando la muerte de Diego Felipe Becerra a manos de la policía sacudió las conciencias. Su muerte encendió una chispa de organización y dignidad: desde ese duelo colectivo surgieron las primeras Mesas de Graffiti, espacios de diálogo, participación y creación artística.
Un punto de inflexión
La Mesa de Graffiti Área Centro, que agrupa las localidades de La Candelaria y Santafé, nació como una forma de resistencia organizada. Para 2015, nombres como Trazo, Tegas, Zoqui ya soñaban con transformar los muros del centro de Bogotá. Uno de sus integrantes dede el 2017, Smith, recuerda:
“Antes de las mesas de graffiti, el graffiti no era tan permitido por la sociedad, ni las autoridades, entonces, cada quien hacia su graffiti era por sus propios medios, entonces aún como no había apoyo del Estado, no se veían lo Macromurales en las culatas de los edificios, ni mucho menos los dibujos de 200 metros cuadrados, porque en ese tiempo no había auspicio, entonces el graffiti era más bandal, era más personalizado y no tenía como tanta influencia en dejar un mensaje positivo para la comunidad, sino que se veían más que todo grafficas que denominaban el estilo de cada grafitero, y pues las pinturas no eran como las que hay actualmente sino que eran más aguadas, más básicas, no tenían la calidad que tiene ahora”
La historia cambió. Con becas, talleres, apoyos institucionales y, sobre todo, autogestión y trabajo colectivo, el graffiti comenzó a florecer con nuevos matices. Ya no era sólo una firma, sino un mensaje. No era sólo estilo, sino contenido. Surgieron proyectos que no solo embellecen la ciudad, sino que dialogan con ella, la critican, la cuidan.
Trazo, uno de los pilares del proceso, lo dice con claridad:
- “El graffiti antes de las Mesas de Graffiti era muy mal visto, y pues igualmente no había unión en los barrios, entonces cada banda por su lado, cada pintor y escritor con sus cosas, no habían grandes producciones como se ve hoy en día. La muerte de Diego Felipe Becerra fue un antes y un después, en Bogotá para la conformación de las Mesa locales, la mesa Distrital, y todo lo que contaba en cuestiones de proyectos de arte urbano, esto generó un diagnóstico del 2013 al 2023 respecto al graffiti hasta poder llegar a otros lados, hacer intercambios, el graffiti ha servido como un medio de transformación cultual y siempre genera impactos positivos en la comunidad, siempre va a dar de que hablar, sirve de herramienta que construye”
- A lo que Fire Agrega “desde que la mesa de graffiti desarrolla una practica responsable con la comunidad ha abierto canales de comunicación para que la gente valore y comprenda los diferentes sentidos y formas del graffiti. Disminuyendo tensiones o malestares de vecinos que antes decían que era solo vandalismo”
Crear comunidad desde el color
La Mesa de Graffiti Área Centro se ha caracterizado por tejer procesos educativos, culturales y comunitarios. Sus Colaboratorios de Graffiti, realizados anualmente en espacios como la Casa de la Juventud, son una muestra del poder de la autogestión y el compromiso. También han creado espacios como Al Tablero, donde la comunidad puede ver en vivo el trabajo de los artistas, conociendo su proceso y que hacer; o las Pintadas Mensuales, intervenciones gratuitas y autogestionadas que se realizan en muros de Candelaria y Santafé (en espacios como el SkatePark del Guavio), buscando aportar a las comunidades desde la solidaridad y brindarles espacio a los artistas en proceso de aprendizaje para practicar.
Estas acciones no sólo transforman paredes: transforman territorios, transforman vidas. Cada mural cuenta una historia, reivindica un derecho, grita por quienes no pueden hacerlo. Durante el paro nacional, por ejemplo, los muros se llenaron de memoria, protesta y amor por la justicia social.
Además, han logrado articularse con programas de la Secretaria de Cultura en convenio con otras instituciones, potenciando la calidad de sus obras y dándole a los artistas las herramientas que merecen, desarrollado varios proyectos de visibilización y valoración de artistas del centro de la ciudad . En 2024, participaron en el proyecto Barrios Vivos en el barrio Egipto, creando un mural que retrata la esencia misma del lugar: la chicha, las aves, los juegos de los niños, los rostros de los líderes sociales como Nacho Sánchez. Es arte que se hace con el barrio, para el barrio, (el cual puedes ver en vivo y en directo en la avenida principal, al lado de la antigua Plaza de Rumichaca.)










Una década de trazos vivos
Liza una de las graffiteras del proceso desde el 2017 nos cuenta: “Este ha sido un proceso muy bonito, porque he tenido la oportunidad de conocer grandes artistas a nivel local y distrital, he tenido la oportunidad de representar la Mesa de Graffiti en proyectos grandes como ha sido el arte urbano, estuvimos también trabajando en las becas del Mab “museo abierto Bogotá”, ha sido una gran oportunidad, es una larga historia. Ya este año estamos cumpliendo 10 años y es muy bonito esos enlaces, esas redes, como hemos distinguido también otros colectivo del barrio. Nos reunimos todos los lunes para hacer planes, para construir, para dejar memoria, para dejar huella, mi participación femenina en la mesa es muy buena, es muy bonito, Porque los chicos igual nos tratan con mucho respeto, han habido muchas chicas, muchos artistas que llegan… Ha sido un espacio de fortalecimiento y crecimiento para los artistas locales. En el año 2019 que fue el año de la pandemia tuvimos la gran oportunidad de interactuar con la gente por medio de lo virtual, ahí nació Al Tablero, también ya tuvimos una primera versión de la convención de graffiti que fue un encuentro que nos inventamos, que construimos. Esto es un espacio de creación de arte, un espacio donde podemos expresarnos, donde podemos ser nosotros mismos, también con nuestro esfuerzo colectivo y mucho trabajo tuvimos la oportunidad de ir a pintar en Santa Marta, en donde compartimos y conocimos, fue muy bonito. Y esto lo que me deja es que también puede uno crear familia en otros entornos, el arte nos une, nos conecta y nos ayuda a ir dejando un camino marcado, canalizando y expresando todos los sentimientos y emociones, muy agradecida con mis amigos, con mi parche, con mi banda, aunque hemos tenido tropiezos, caídas, son mi gran familia y agradezco a Dios haberme puesto en el camino está oportunidad para compartir”
Este 2025, la Mesa de Graffiti Área Centro celebra 10 años de resistencia creativa. Y como todo aniversario que se respete, la fiesta será grande. El próximo sábado 14 de junio, el Bronx Distrito Creativo abrirá sus puertas desde la 1:00 p.m. para recibir la Segunda Convención de Graffiti, un evento totalmente gratuito con:
Exposición de obras inspiradas en el arte griego con técnica de graffiti
Concurso de tags con un premio deseado por cualquier artista urbano
Conversatorios, emprendimientos, intercambios de calcas, talleres, presentaciones artísticas, pintura en vivo, galería fotográfica.
Y lo mejor de todo: comunidad, aprendizaje y arte compartido





















Una invitación abierta como un muro en blanco
- “Lo significativo del proceso de la Mesa de Graffiti es que ayuda, ha ayudado y ayudara a jóvenes sin oportunidades a veces en los territorios más vulnerable de la ciudad, a encontrar una oportunidad para desenvolver sus habilidades, potenciar sus capacidades, al tiempo que se busca construir un proyecto de vida sostenible y que genere un medio de expresión en el cual soltar todo lo que uno lleva adentro, además de poder generar lazo de amistad de compartir, el graffiti transforma vidas”
- Trazo
Si este relato resonó contigo, si quieres saber más, si deseas sumarte o simplemente curiosear, aprender, pintar, compartir… estás invitado/a. Porque el graffiti no se aprende solo con técnica, se aprende con corazón. Y en la Mesa de Graffiti Área Centro, el corazón late con fuerza, con color, con historia.

