El barrio Egipto no solo es un lugar lleno de vida y tradición, sino también un epicentro de fe y un testigo silencioso de la historia de Bogotá, en el corazón de nuestra comunidad, la Parroquia de Nuestra Señora de la Huida y Destierro a Egipto se alza como un símbolo de resiliencia y devoción, y su historia se remonta mucho más atrás de lo que muchos imaginan.
De Humilde Ermita a Imponente Parroquia: Un Legado de Siglos
La historia de nuestra querida iglesia comienza en el siglo XVII. Fue en el año 1651 cuando se inició la construcción de una humilde ermita en las laderas de los cerros orientales de Santa Fe de Bogotá. Este espacio religioso fue concebido por Jerónimo de Guevara y Troya con una noble intención: ofrecer un lugar de culto para aquellos que, por su condición social o étnica (como los indígenas y los más pobres), no podían acceder a las iglesias del centro de la ciudad. Era un lugar para los “descalzos”, para la gente sencilla que buscaba consuelo y esperanza en la fe.
Esta ermita original, aunque modesta, fue el cimiento de lo que hoy conocemos. Con el tiempo, se convirtió en un importante centro de peregrinación y devoción, ganando fama en toda la región. De hecho, en 1787, su relevancia ya era tal que figuraba en el Diccionario Geográfico Histórico de las Indias Occidentales.
La ermita sufrió diversas transformaciones a lo largo de los siglos. En 1882, el arzobispo de Bogotá, Vicente Arbeláez, tomó la trascendental decisión de elevarla a la categoría de parroquia, consolidando así su papel central en la vida religiosa del barrio. La construcción del templo actual, que inició en 1884 bajo la visión del monseñor Julio César Beltrán y se finalizó hacia 1918, es el resultado de un largo proceso de crecimiento y adaptación, buscando replicar la belleza de las iglesias italianas. El cielo raso, decorado con frescos de Mauricio Ramelli que narran pasajes de la vida de la Virgen María, incluyendo la Huida a Egipto, es una joya artística que data de 1923.
Hoy, la Iglesia de Nuestra Señora de la Huida y Destierro a Egipto no solo es un monumento nacional (declarado así en 1975), sino también el corazón latente de las tradiciones de nuestro barrio, como la famosa Fiesta de Reyes Magos y Epifania. Es un testimonio viviente de cómo la fe y la comunidad pueden construir legados que perduran a través del tiempo.

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